> Al pie del Guadalquivir: Las 13 de 1934

lunes, 6 de abril de 2020

Las 13 de 1934

Misterio de la Presentación al Pueblo
Hermandad de San Benito, 1934

Hace 87 que Sevilla no conoce una Semana Santa tan solitaria como la de este 2020, aunque en la de 1933 las circunstancias fueron realmente distintas.
En una época convulsa para el país, como los años que rodearon a la II República, hubo que esperar a 1934 para que se viera en la capital hispalense un paso en la calle durante la Semana Grande.

Tras reuniones de emergencia y mucho sopesar la situación, fueron un total de 13 hermandades las que decidieron realizar estación de penitencia, y en este orden:

San Benito, La Cena, La Estrella, El Buen Fin, Los Panaderos, La Lanzada, La Macarena, Esperanza de Triana, Los Gitanos, Las Siete Palabras, La Trinidad, La Exaltación y La Mortaja.












Fue ya en aquellos tiempos una Semana Santa atípica, las cofradías llevaban una fuerte protección por parte de las fuerzas del Estado y el pueblo sevillano deambulaba temeroso por las calles de la ciudad.
Tenemos que entender, que en aquella época, para explicarnos el orden de las hermandades, por cuestiones como inclemencias del tiempo, las corporaciones tenían facilidades para variar su día de salida, dadas las medidas y sobretodo la afluencia en el cortejo, público y número de cofradías.


Tan solo hubo procesiones tres días, Domingo de Ramos, Jueves Santo y Viernes Santo (y Madrugá), las cuales tomaron Sevilla de una forma harto distinta a como hoy día las vemos:


El Domingo de Ramos, cuando justo un día de antes las cofradías habían decidido definitivamente su salida, fue ocupado por San Benito, La Cena y La Estrella.

San Benito, que en realidad entró la primera pues, en ese puesto, iba La Cena pero se retrasó, lo hizo con el misterio de la Presentación al Pueblo, en madera, y el palio de la Virgen de la Encarnación; La Cena puso en la calle su misterio y el palio de la Virgen del Subterráneo; y la Estrella fue, quizás, la que más apariencia actual llevaba, con sus dos pasos también.

Misterio de la Sagrada Cena
Hermandad de La Cena, 1934
El Jueves Santo transcurrió también con normalidad, aunque las tres cofradías que procesionaron ese día, en nuestros días, lo tomaríamos como una extraña estampa, pues son de nuestro Miércoles Santo:

La primera fue El Buen Fin, desde San Antonio de Padua, algo que en aquel momento fue un acontecimiento. El paso del señor era un misterio por aquel entonces, como ya comentamos en otro artículo; la siguiente fue la de Los Panaderos, con el antiguo Señor, actualmente en la parroquia del Juncal; y cerrando la jornada, La Lanzada, en cuyo palio procesionaba la Virgen de Guía hasta que en 1936 la hermandad decidió que lo hiciera la Virgen del Buen Fin.

Misterio del Buen Fin
Hermandad del Buen Fin, 1934


La Madrugá fue la jornada más similar a la de hoy día, con sus tres cofradías de capa: La Macarena,
La Esperanza de Triana y Los Gitanos.

Las dos Esperanzas tuvieron que refugiarse en la Catedral por la lluvia y Los Gitanos pusieron en la calle en uno de sus últimos años a sus imágenes antiguas, atribuidas a Montes de Oca.

Misterio de la Exaltación
Hermandad de la Exaltación, 1934
Por último, el Viernes Santo. Este día lo inauguró La Macarena en su regreso a San Gil. Poco después llegaría la hermandad de Las Siete Palabras, con un solo paso, el misterio; tras ella fue la Trinidad, con un Cristo de las Cinco Llagas que hoy día no procesiona y con la Virgen de la Esperanza bajo un palio blanco; la seguía la Exaltación, con un misterio algo distinto al de la actualidad, comoya comentamos en un artículo, y con la Virgen de las Lágrimas, recuperada tras ser sustituida por una dolorosa malagueña en 1913; y por último, aunque cerró el día el palio de “Los Caballos”, la hermandad de la Mortaja puso en la calle a sus nazarenos de capa, igual que a día de hoy, salvo por un detalle: tras el paso de misterio sonaba el Carmen de Salteras.







Como cofrades, estamos viviendo un año que dista mucho de lo que siempre esperamos. Cuando la lluvia lo impide, al menos tenemos el consuelo de otros días y de ver a nuestros titulares en sus pasos, listos para un día que se va a hacer esperar otro año. Han tenido que pasar casi 90 años para que miremos hacia atrás y nos podamos ver reflejados en aquellos sevillanos de comienzos de los años 30.

Aún así, en estos tiempos difíciles, tenemos que ser capaces de, con nuestra memoria y devoción, aguantar el tirón, como cada Semana Santa, de “mármol a mármol”, y buscar Salud y Esperanza en estos días.