Misterio de la Presentación al Pueblo Hermandad de San Benito, 1934 |
Hace
87 que Sevilla no conoce una Semana Santa tan solitaria como la de
este 2020, aunque en la de 1933 las circunstancias fueron realmente
distintas.
En
una época convulsa para el país, como los años que rodearon a la
II República, hubo que esperar a 1934 para que se viera en la
capital hispalense un paso en la calle durante la Semana Grande.
Tras reuniones de emergencia y mucho sopesar la situación, fueron un total de 13 hermandades las que decidieron realizar estación de penitencia, y en este orden:
San
Benito, La Cena, La Estrella, El Buen Fin, Los Panaderos, La Lanzada,
La Macarena, Esperanza de Triana, Los Gitanos, Las Siete Palabras, La
Trinidad, La Exaltación y La Mortaja.
Fue
ya en aquellos tiempos una Semana Santa atípica, las cofradías
llevaban una fuerte protección por parte de las fuerzas del Estado y
el pueblo sevillano deambulaba temeroso por las calles de la ciudad.
Tenemos
que entender, que en aquella época, para explicarnos el orden de las
hermandades, por cuestiones como inclemencias del tiempo, las
corporaciones tenían facilidades para variar su día de salida,
dadas las medidas y sobretodo la afluencia en el cortejo, público y
número de cofradías.
Tan
solo hubo procesiones tres días, Domingo de Ramos, Jueves Santo y
Viernes Santo (y Madrugá), las cuales tomaron Sevilla de una forma
harto distinta a como hoy día las vemos:
El
Domingo de Ramos, cuando justo un día de antes las cofradías habían
decidido definitivamente su salida, fue ocupado por San Benito, La
Cena y La Estrella.
San
Benito, que en realidad entró la primera pues, en ese puesto, iba La
Cena pero se retrasó, lo hizo con el misterio de la Presentación al
Pueblo, en madera, y el palio de la Virgen de la Encarnación; La
Cena puso en la calle su misterio y el palio de la Virgen del
Subterráneo; y la Estrella fue, quizás, la que más apariencia
actual llevaba, con sus dos pasos también.
Misterio de la Sagrada Cena Hermandad de La Cena, 1934 |
El
Jueves Santo transcurrió también con normalidad, aunque las tres
cofradías que procesionaron ese día, en nuestros días, lo
tomaríamos como una extraña estampa, pues son de nuestro Miércoles
Santo:
La
primera fue El Buen Fin, desde San Antonio de Padua, algo que en
aquel momento fue un acontecimiento. El paso del señor era un
misterio por aquel entonces, como ya comentamos en otro artículo; la
siguiente fue la de Los Panaderos, con el antiguo Señor, actualmente
en la parroquia del Juncal; y cerrando la jornada, La Lanzada, en
cuyo palio procesionaba la Virgen de Guía hasta que en 1936 la
hermandad decidió que lo hiciera la Virgen del Buen Fin.
Misterio del Buen Fin Hermandad del Buen Fin, 1934 |
La Madrugá fue la jornada más similar a la de hoy día, con sus tres cofradías de capa: La Macarena,
La Esperanza de Triana y Los
Gitanos.
Las
dos Esperanzas tuvieron que refugiarse en la Catedral por la lluvia
y Los Gitanos pusieron en la calle en uno de sus últimos años a sus
imágenes antiguas, atribuidas a Montes de Oca.
Misterio de la Exaltación Hermandad de la Exaltación, 1934 |
Por
último, el Viernes Santo. Este día lo inauguró La Macarena en su
regreso a San Gil. Poco después llegaría la hermandad de Las Siete
Palabras, con un solo paso, el misterio; tras ella fue la Trinidad,
con un Cristo de las Cinco Llagas que hoy día no procesiona y con la
Virgen de la Esperanza bajo un palio blanco; la seguía la
Exaltación, con un misterio algo distinto al de la actualidad, comoya comentamos en un artículo, y con la Virgen de las Lágrimas,
recuperada tras ser sustituida por una dolorosa malagueña en 1913; y
por último, aunque cerró el día el palio de “Los Caballos”, la
hermandad de la Mortaja puso en la calle a sus nazarenos de capa,
igual que a día de hoy, salvo por un detalle: tras el paso de
misterio sonaba el Carmen de Salteras.
Como
cofrades, estamos viviendo un año que dista mucho de lo que siempre
esperamos. Cuando la lluvia lo impide, al menos tenemos el consuelo
de otros días y de ver a nuestros titulares en sus pasos, listos
para un día que se va a hacer esperar otro año. Han tenido que
pasar casi 90 años para que miremos hacia atrás y nos podamos ver
reflejados en aquellos sevillanos de comienzos de los años 30.
Aún
así, en estos tiempos difíciles, tenemos que ser capaces de, con
nuestra memoria y devoción, aguantar el tirón, como cada Semana
Santa, de “mármol a mármol”, y buscar Salud y Esperanza en
estos días.