Formado
profesionalmente en el taller de bordado de la Hermandad del
Calvario, Sevilla, y en el taller del convento de las hermanas
filipenses de Santa Isabel, además de un autodidacta desde muy
joven, Mariano Martín Santonja es uno de los bordadores que
actualmente tiene la capital hispalense.
Entre
sus numerosos trabajos, destacan, en Sevilla, el manto de la Virgen
de Regla, la restauración del manto de Padilla de la Virgen de la
Encarnación y su saya de salida, la túnica del Señor del Soberano
Poder y de Nuestro Padre Jesús de la Presentación y un largo
etcétera, contando también palios y obras menores repartidas por el
plano geográfico andaluz y Madrid.
Mariano
ha tenido la amabilidad de atendernos y ha respondido a
cada una de nuestras preguntas. En sus palabras se ve la veteranía,
unida con su brillante ilusión y amor por su trabajo y su devoción
mariana.
Sin
más:
1.-
¿Cómo descubre su vocación como bordador? ¿De dónde viene y
cuáles son los referentes?
Mi
vocación empezó casi por casualidad, cuando era un crío realmente
quería ser imaginero. Siempre me gustaron las actividades manuales y
poco a poco… Empezó con una pequeña imagen para vestir, bordando
las ropas, hasta que fueron llegando encargos más grandes y
finalmente llegó la saya de la Virgen de Regla, con unos 20 años, a
comienzos de los 90.
Mi
referente, como maestro de bordadores, evidentemente ha sido Manuel
Rodríguez Ojeda y sus sucesores, la familia Carrasquilla.
Especialmente los diseños, los motivos pequeñitos son los que
siempre más me han gustado, aunque no soy capaz de hacerle el feo a
ninguna vertiente del bordado.
2.-
¿Abre su taller en 1998, cómo es abrirse paso en el mundo del
bordado?
El
taller lo abrí tras estar varios años en un cuarto de mi casa, una
zona de trabajo improvisada. Empezaron a salir pequeños encargos,
hasta que llegó uno más grande, un manto de salida para Mataró.
Ahí ya tuve que irme a casa de mi abuela, una casa de vecinos; de
dos habitaciones hice una y pude encargar un bastidor grande y lo
mantuve durante 5 años como lugar de trabajo.
En
2001 adquirí un local cercano a la Puerta Osario y hace nada me he
mudado a un local nuevo en la zona de San Jerónimo
3.-
¿Existe mucha competencia desleal en el oficio?
Todos
hemos, a no ser que hayamos heredado un taller, empezado por abajo.
Cobrando lo mínimo o solo los materiales, para poder abrirnos
camino. Mi primera saya, para la Virgen de Regla, la conseguí hacer
pagando los materiales, dando clases particulares.
Es
un gran esfuerzo, pero, más que el problema de la competencia
desleal, el inconveniente es la prensa amarilla del mundo cofrade.
Hay muchas amistades y mucha “fauna” cofrade, como en todas las
profesiones, que va buscando la crítica.
Aún
así, se sobrelleva, porque la recompensa no tiene comparación, y te
llena cuando los ves acabados y en la calle. Además, en las Juntas
de Gobierno de las hermandades siempre va a haber gente seria y
preparada, que no atienden a las malas lenguas.
4.-
¿Qué supuso para el taller el bordado del manto de la Virgen de
Regla?
El
manto de Regla fue una confirmación a todo el trabajo anterior. Ya
había hecho cosas para San Benito y Panaderos, pero nada de esta
magnitud. Sevilla es el punto de mira de todo el mundo cofrade, con
un trabajo así siempre llega la repercusión.
Cuando te van a contratar fuera, el referente es, principalmente, el trabajo que hayas hecho en Sevilla.
Cuando te van a contratar fuera, el referente es, principalmente, el trabajo que hayas hecho en Sevilla.
Fue
un antes y un después.
5.-
Entre sus trabajos más recientes, están los de su Hermandad de San
Benito, con motivo de la celebración del XXV Aniversario de la
Coronación de su dolorosa. ¿Qué ha supuesto este trabajo?
Ya
había trabajado para San Benito, me estrené con unas dalmáticas, y
además como vestidor, es un orgullo doble.
Las
circunstancias han sido las menos propicias porque me cogió con la
mudanza del local. Por esto tuve que llevar el manto a la hermandad y
acabarlo allí; con la mudanza me partí una mano, con la saya aún
por acabar, así que se tuvieron que echar horas de más en el taller
porque yo no pude hacerlo; vestí a la Virgen con la mano escayolada
para los cultos del aniversario… ha sido todo un desbarajuste, pero
evidentemente, trabajar para la Virgen es algo que no tiene
comparación.
Cuando
salió aquel día camino de la Catedral lloré como nadie. Son cosas
que pasan, que muchas se quedan entre Ella y yo. Fue muy emocionante.
6.-
¿Han cambiado las técnicas de bordado actuales respecto a las
clásicas?
Las
técnicas de los bordados siguen siendo las mismas. Hubo una época
en la que se devaluó mucho el oficio, los 70. No se hicieron grandes
cosas.
A día de hoy, como siempre, hay distintas calidades, pero las técnicas
se han depurado mucho y se trabaja muy bien. Hay muy buenos
profesionales.
7.-
¿En qué ha afectado la cancelación de la Semana Santa de este año
a los trabajos del taller?
Es
un problema bastante complicado. En mi caso, los contratos que tenía,
de una forma u otra se van a retrasar, y esto es una pérdida
económica. Se van a ralentizar los trabajos, los pagos, habrá que
prescindir de gente en el taller…
Después
de la crisis anterior, en el que este mundillo lo pasó especialmente
mal, hay que estar preparado y atento.
8.-
De sus obras, ¿Con cuál se quedaría?¿Hay alguna que haya sido
especialmente complicada?
El
manto de la Virgen de Regla, las dalmáticas de San Benito, que
fueron mi primera oportunidad en la hermandad, la restauración del
manto, la túnica del señor de Presentación y del Soberano Poder,
el palio nuevo y la restauración del manto de la Patrona de Lucena…
Son
trabajos que marcan, que han tenido complicaciones, pero así se suma
experiencia y con los siguientes se sabe uno manejar mejor.
9.-
Conocemos de cerca su faceta como vestidor, destacando en la capital
las imágenes de la Virgen de Regla y de la Virgen de la Encarnación.
¿Qué significa para usted este oficio?
En
mi caso, no lo considero como un oficio. Hay otras personas que sí,
porque lo normal es que si no es en tu hermandad es algo remunerado.
Yo mismo visto en Madrid, Huelva y otros pueblos de Sevilla. Es algo
que te quita tiempo, así que es normal que sea así.
Lo
que pasa, es que hoy en día se le da demasiada importancia al arte
de vestir a las imágenes. Antes era una labor callada, algo de
sacristía. En esto tienen mucha culpa las redes sociales también,
buenas para unas cosas pero malas para otras…
Se
le da una importancia que no debería. En la prensa, cuando dan datos
de la salida de una hermandad, con números de nazarenos, recorrido y
más, aparece también el vestidor. Yo creo que esto se está yendo
un poco de madre.
Debería
de ser algo más callado y no tan público, como puede ser el trabajo
de un capataz.
Yo
visto a mis dos devociones, Encarnación y Regla, y a otras
hermandades que me han tratado estupendamente. En esta labor se viven
muchas experiencias, muy bonitas, especialmente en la etapa de
Cuaresma.
Presumo
de serlo y estoy orgulloso, pero eso no significa que uno lo vaya
pregonando, ni tampoco en la prensa. Antes era una labor callada, y
era mucho mejor.
10.- Hablamos de un arte cuando nos referimos al bordado pero, ¿Qué identifica a la obra del vestidor?¿Cree que está lo suficientemente reconocido o solo se acuerdan los cofrades cuando es el centro de la diana?
María Santísima de Regla Hermandad de los Panaderos |
El
problema de las hermandades, en algunos casos, buscan un vestidor
reconocido o afamado para darle más relevancia a la Virgen. Cuando,
creo yo, la hermandad es la que tiene que potenciar la devoción, el
cuidado y el mimo a la imagen. Creo esta y la hermandad están por
encima de la imagen del vestidor.
Los
vestidores somos solo un granito de arena en la historia de una
hermandad. Cuando visto a la Encarnación o a Regla, las miro a la
cara y me pregunto “¿Cuántos ojos te han mirado y te han
vestido?” Son muchos los siglos que tienen las imágenes. En el
bordado pasa lo mismo.
¿Cuántas
personas han vestido a la imagen de la Encarnación en toda su
historia?
El
mundo cofrade y la prensa, y sus amigos en ella, tienen la culpa de
esto. Hay mucho que contar de cada hermandad, y no quién viste a la
Virgen, año tras año. Debe ser algo más discreto.
11.-
¿Qué cree que es lo que más ha cambiado en cuanto a la moda o
forma de vestir a una imagen en este siglo respecto al S.XX?
Las
imágenes se visten por moda, claro. Han habido años en que las
imágenes iban muy recargadas, se les suele llamar “ochenteras”,
años en los que se miraba mucho a la Macarena, que ha sido siempre
el referente.
A
día de hoy ya va habiendo un poco de criterio, sin tener una
referencia, si no buscando cada hermandad su estilo.
Hay
muchos casos en que las hermandades, creo yo, no siguen mucha lógica.
¿Por qué una virgen alegre tiene que ir sobria? Ahora está otra
vez extendida la moda de que si eres sobrio o serio, tienes más
categoría, yo no estoy de acuerdo.
Me
han criticado mucho por vestir de esta forma a la Virgen de la
Encarnación, por que tiene una expresión muy dura. Es una hermandad
de capa, con tres pasos alegres, de barrio… Desde chico la he visto
así y así la quiero seguir viendo, es la idiosincrasia de cada
hermandad. Este caso concreto, es una talla de mucha calidad, muy
agradecida, y siempre resulta muy bien.
12.- ¿En qué se inspira a la hora de vestir a una imagen?
Para
vestir a una imagen, que las hay de todas las calidades artísticas,
lo importante en lo que uno se tiene que fijar es en las facciones y
en el cuerpo de la imagen. El vestidor es un estilista.
El
porte se lo das tú con la vestimenta, no hay que olvidar que la
imagen es cabeza, manos y maniquí.
Con
la manera de vestir hay que proporcionar a la imagen, como cuando
tienen la cara más alargada o redondeada, el talle más alto, el
cuello más o menos largo… Hay que ensalzar a las cualidades y
tapar los fallos si los tiene. Tienes que sumar, no restar.
13.-
¿Cómo definiría su estilo como vestidor? ¿Qué toque personal
considera que le da al vestir a una imagen?
Me
considero un vestidor de imágenes alegres, también lo hago con
sobriedad claro, cuando llega octubre o alguna imagen que visto que
van al pie de la Cruz.
Pero
a mí me gusta más un tocado creativo grande, un manto recogido, la
pose con los codos abiertos… Me gusta mucho el estilo de Garduño o
Fernand, siempre referentes.
Me
gustan los codos anchos, que la virgen diga “aquí estoy yo”. Me
gustan alegres, valientes, que es lo que define a nuestra semana
santa. Hay de todo, no le puedes poner velas rizadas a un palio de
cajón, ni puede ir con sobriedad a una imagen como la Macarena en su
palio.
14.-
¿Cree que aún le queda algún “sueño” por cumplir en relación
con su carrera?
Claro,
me quedan. Uno de mis sueños cumplidos, fue trabajarle a la
Macarena. He trabajado con muchas y muy buenas hermandades. Mi mayor
ilusión es que sigan confiando en mí. Tengo bastante trabajo, todos
con la misma ilusión y empeño, y estoy muy contento con ellos.
15.-
¿Hay algún nuevo proyecto por acometer en este accidentado 2020?
Para
2020 ya tengo algunas cosas acabadas, otras que se han pausado, como
la bambalina trasera de la hermandad de Alcalá de Guadaíra, el
respiradero lateral de Castilleja de la Cuesta… Con esta situación,
y el parón, han habido pérdidas económicas por lo que los estrenos
van para largo y ya se irán haciendo poco a poco.
Entrevista por: María Cózar y Juanma Aedo